My Delivery App: el reparto a domicilio que llega a los barrios que nadie quiere ir.
A siete años de su creación el micro emprendimiento se consolida y crece gracias a la frescura, compromiso y creatividad de un grupo de jóvenes matanceros.
En 2017 nadie llevaba a domicilio los cientos de pedidos que salían a diario del McDonald’s que está frente a la estación de tren de Laferrere, partido de La Matanza. Todavía no llegaba Rappi, Pedidos Ya, ni Glovo a uno de los distritos más poblados del conurbano bonaerense. ¿Falta de entusiasmo, de análisis de mercado, de visión? Picante, zona roja, marginal: son algunas de las calificaciones que reciben aún hoy las localidades matanceras. El miedo que no dejar ver. El prejuicio que se apodera de todo. La realidad que se impone y la creatividad al servicio de nuevas soluciones.
Luego de tres meses sin trabajo Román Mónaco (30) confió en su pálpito: creó la primera empresa de delivery de toda la zona. Sabía por dónde empezar. El “Mc de Lafe” es uno de los negocios más concurridos, dicen, que es el que más vende de toda la Argentina. “Arrancó con la intención de que sea una changa más, tener un par de pesos más para ir a la facultad, nada más. No se imaginó que iba a llegar a tanto, explica Ramiro Mónaco, hermano de Román.
Conocer el barrio y estar “pillo”, es decir, leer la calle, es el principal recurso que usan para evitar la posibilidad de robos y llegar a donde nadie quiere ir. Desde pastillas del día después, helados, hamburguesas, hasta antojos nocturnos llegan a las casas de todos los barrios de Laferrere, parte de Gonzaléz Catán, Isidro Casanova y Rafael Castillo.
Román armó un perfil de Instagram y esperó los primeros pedidos para salir con su moto. Mc Delivery, así bautizó a su emprendimiento. Sólo entregaba hamburguesas. Se instalaba en el local del “Mc” para hacer los pedidos que le iban llegando a su teléfono. Dos años después ya tenía cinco motos, dos bicicletas y un auto para repartir pedidos a domicilios. Ya no estaba solo, “sumó amigos, que necesitaban trabajar, y salían a repartir con él. De a poquito fue sumando popularidad y seguidores”, recuerda Ramiro.
El encierro prolongado en las casas por la pandemia del Covid -19 impulsó el negocio. Invirtieron y pusieron en marcha su propio kiosco. El trabajo que se multiplicó les dio la posibilidad de ayudar a quienes buscaban un nuevo empleo. Mc Delivery se convertió My Delivery App. Román decidió probar suerte en el sur de la Argentina, cambiar de aire, de espacio. El proyecto continuó, él de lejos sigue los nuevos pasos de su idea.
“Este es mi único trabajo, nunca trabajé de otra cosa, apenas termine la secundaria yo me metí a trabajar en esto con mi hermano, es la única experiencia laboral que tengo” señala orgulloso Ramiro que cursa el primer año de nutrición en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM).
Ramiro junto a Nicolás Ponchioni (23) y Julieta Petrizo (19) forman parte de un equipo de 10 personas que viven del Delivery. Ya sumaron más de 20 comercios al catalogo de repartos y mantienen los tres canales de atención activos: Instagram, la aplicación y app y WhatsApp.
“¿Vivís en la loma del orto y ningún delivery llega a tu casa? En My Delivery cubrimos toda esta zona que ves acá (señala un mapa): Laferrere y alrededores, barrio Luján, barrio La Loma, La Setenta, barrio Independencia, Villa Scasso, Villa Unión y donde esté la plata también. Llegamos a todos lados y encima hasta las 1.30 de la mañana. Mándaselo a tu amigo que vive en un barrio feo y no sabía que llegábamos”, dice el reel en Instagram que logró repercusión con más de 800 comentarios. Porque un barrio del conurbano sin asfalto o con poco alumbrado es un barrio feo, no llega nada, o llega tarde y siempre, siempre queda en la loma del orto.
Sin embargo, de ahí son los clientes más agradecidos: “Pedidos ya no llega y ustedes siempre llegan o traen la comida caliente y somos de re lejos”, repite Julieta los halagos de sus clientes. Ella dejó su trabajo en el McDonald’s para ser la recepcionista de los pedidos, la persona que soluciona, la que habla cuando alguien llama enojado, la que se emociona y siente que todo vale la pena cuando recibe el agradecimiento de una mamá que en plena madrugada pide dos alfajores para sus hijos cuando el negocio ya estaba cerrando, la piba que está terminando el Fines y sueña con ser abogada, la que también se ilusiona con un delivery que llegue a San Justo.
Llegan a las 18.00h puntuales aunque a veces los pedidos arrancan a las 20:00h no tienen patrón, nadie los reta, pero saben que para ofrecer una servicio de calidad deben ser serios, quedarse fuera de hora si es necesario y resolver de la mejor manera cualquier inconveniente que surja. “Lo que nosotros queremos es destacarnos por el servicio, si hay algún inconveniente charlarlo con el cliente y tratar de solucionarlo” resalta Ramiro.
Sin impostaciones, agentes de marketing, ni estudios de mercado realizados por consultoras, de manera natural y con mucho trabajo el equipo de My Delivery resuelve, satisface y logra imponerse en un mercado dominado por empresas transnacionales que no se le atreven a los barrios “feos”.