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La Señora De…

La señora de…

Rubia, pero no tonta. La chica bien que supo ganar un millón de fans. La mujer que creo su propia marca a puro resentimiento

Yanina Latorre sube más de 60 historias de Instagram por día, termina tarde, casi siempre cerca de la media noche, al otro día arranca a las 8. Ahora que volvió a entrenar hay excepciones y puede subir la primera historia a las 6 de la mañana.

Un millón y medio de personas la siguen en Instagram, un millón en Twitter y medio millón en Tiktok. Yanina está en todas las redes sociales, está en la tele y está en la radio. Es toda una influencer. Yanina no cocina en vivo, no hace huerta, no recicla muebles, no da tips de moda o cosmética y no entrevista a celebridades. ¿Cuál es su secreto? Sus fans dicen que se reinventó, que con la cuarentena la explotó y que sus vivos «Yanardos» con Lizardo Ponce son espontáneos y divertidos. Ella es la One.

Yanina Latorre (autor desconocido).

Se muestra a cara lavada o maquillada, no tiene miedo al qué dirán, es más, lo necesita, esa es su arma. Siempre, siempre, siempre terraza, divina, espléndida. Gime, putea, llora, insulta, agravia, menosprecia, se ríe, a veces es soberbia, otras altanera, siempre al borde, siempre en pose. Nunca olvida que esta frente a una cámara.

Fue dos veces nominada al Martín fierro de radio como mejor columnista de espectáculos. Nunca lo ganó, trabaja hace más de 10 años en radio y televisión, desde que su amiga, la periodista Cristina Peréz, la invitó a su programa a hacer lo que hacía cuando se juntaban a tomar el té: humor ácido, picante, desencajado y guarro o como decimos en casa sacarle el cuero a la gente. Nunca más dejó de estar en los medios.

Fue panelista de chimentos en Implacables, Ponele la firma, Los ángeles de la mañana y en radio trabajó con Jorge Lanata, Eduardo Feinman y Marcelo Polino. El show, las peleas y el escándalo, es un coctel que Yanina sabe manejar a la perfección, ella siempre sabe con quién pelearse y cómo no terminar herida.

En Google Yanina es Latorre, su pasado botinera la enorgullece por eso adoptó el apellido de su marido como trofeo. Ella tenía veintitrés años, se acababa de recibir y durante un año sostuvo un noviazgo a distancia con Latorre, ella que estudió en las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, ella que era hija del gerente del Banco Nación, que era una chica bien, que se iba a casar con un universitario, se casó con el futbolista, dejó todo y jamás se separó, pero para sus suegros no era más que una casa fortuna, una puta. Ella ganó el trofeo.

Casamiento de Yanina y Diego, (autor desconocido).

Google también dice que es periodista, pero tiene 4 títulos: contadora pública, licenciada en administración de empresas (Universidad de Belgrano), traductora de francés y profesora de inglés, no una rubia tonta.

“A lo mejor es sensible”, comentó Mirtha mientras Yanina se secaba las lágrimas, era la primera vez que la mujer de Gambeta Latorre iba a los almuerzos, pero Beto Casella la ninguneo, la hizo llorar. Yanina lloró varias veces más en vivo, cuando lo de la infidelidad subía los picos de rating en la tv y ella daba notas.

En el estudio de Los ángeles de la mañana le dio una exclusiva a su jefe, Ángel de Brito, con ojeras que le maquillaje no cubría, la voz quebrada y los nervios que la hacían temblar otra vez lloró, habló de todo y lloró. Pero no había hablado con su mamá, no se animaba.— ¿No pudiste hablar con Dora? — le preguntó de Brito.—Me da vergüenza —, dijo mientras movía la cabeza de un lado al otro y hacía puchero como una nena de cinco años.

Supo salir airosa de la infidelidad, del desprecio de sus suegros y del aborto espontáneo que se bancó sola a las dos de la madrugada porque Diego estaba en el Boca -River. La desgracia le dio licencia para ser la mala, la justiciera, ahora ella puede y debe decir qué señora no es tan señora. Sus fans tienen razón, ella se reinventó, pasó de darle vergüenza a su marido en las reuniones sociales a ser tendencia, marca, ahora es temida, un enfrentamiento con ella te puede dejar en la lona.

Lo suyo es atrevimiento, “si no sos atrevida vivís como el culo”, por eso vive en un country en Pilar, viaja a Europa seguido, vacaciona en Punta, Miami o cualquier destino de primer nivel y como está harta de la cuarentena se quiere ir de vacaciones a New York. Pero Yanina tiene eso que el new age llama empatía y por eso le dedica muchas horas al día a promover a “sus emprendores”, personas que se quedaron sin trabajo y sobreviven como pueden en plena crisis económica.

Domingo al medio día. Se levanta temprano, pero arranca tarde sus historias, Yanina está en casa, sentada en el quincho, lleva el pelo recogido con una colita, anteojos para leer grandes con onda vintage, sin dejar de filmar se levanta, está de entre casa, con un conjunto deportivo, buzo primaveral negro hasta los pechos y marrón clarito hasta la cintura y el pantalón del mismo tono marrón, nada apretado, suelto, cómodo y moderno. “Esto me lo mandó mi emprendedor, vieron que uso todo”, resalta orgullosa.

Festejo de cumpleaños (autor desconocido).

Sale del quincho que está pegado a la casa y entra a la cocina, en una mesita muestra las cartas apiladas que guarda en una caja para cuando sea vieja, tenga nietos y pueda decirle “alguna vez fui buena”.

Sigue hasta llegar hasta el comedor y empieza a mostrar los regalos. Yanina se lo toma en serio, prepara todo con tiempo, es minuciosa, pone todo en la mesa: bikinis, velas aromáticas, camisón, batas, sombreros, aros, adornos para la casa, zapatos y cada tanto chocolate, su debilidad. Ella y su público se conocen.

Los regalos los acercan los mismos emprendedores a la puerta de canal 13, a la salida de la radio o incluso al country. Casi siempre es uno para ella y Lolita (su hija), cada tanto liga el resto de la familia, cada regalo va acompañado de una carta, por lo general escrita a mano, en ella relatan cómo surgió el proyecto, el esfuerzo que le ponen y le agradecen el gesto y la buena onda que sólo ella tiene. Como devolución Yanina postea el Instagram del emprendedor. Del otro lado rezan para que las ventas se multipliquen.

Ella usa todo lo que le dan, sus anuncios son en tono amable, respetuoso, elogia los productos y hasta se permite emocionar con alguna cartita y siempre agradece.

Es un trato justo, un millón y medio de personas como potenciales compradores. A la productora de Hashtag en Vivo, el show streaming que encabezó, le significó un ingreso de 8 millones de pesos. Vendieron 20 mil entradas a 400 pesos cada una.En pocas palabras Yanina es resiliente, atrevida, empática, sin filtros, audaz y sincera, como cualquiera de sus seguidores. ¿Entonces cualquiera de sus seguidores puede aspirar a su estilo de vida?

Samanta Matzke

Samanta Matzke

Samanta Matzke es periodista y escritora, especializada en comunicación para organizaciones públicas, historias de periferia, cultura y política.
Nació en Buenos Aires en 1985, se crió en Ezeiza cuando el tercer cordón del conurbano bonaerense todavía era rural.

Fundó, junto a sus compañeros de secundaria, y llevó adelante la radio de la escuela: "FM La Técnica", ese día a sus 16 años decidió ser periodista. Estudió licenciatura en Periodismo en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).

Trabaja, desde el 2014, en el área de prensa y comunicación del Instituto Nacional de Juventudes (INJUVE) por lo que se especializó en Comunicación 360 para organizaciones públicas en la Universidad Nacional Guillermo Brown (UNaB). Es estudiante avanzada de la maestría en Periodismo Narrativo de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

Es autora de "El lugar de las palabras escritas", libro de relatos cortos.

Trabaja como columnista de historias de periferia en "Y se nos vino la noche", magazine nocturno en Fm Radio Cristal.

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