Blonde
El nombre del amor: Magda. Arthur Miller camina rápido. Magda y sube las escaleras al trote. Magda, apura el pucho antes de la audición. ¿Marilyn Monroe aquí?, ¿Magda?, ¿Ella? pregunta Artur incrédulo, mientras se cruza de brazos y luego se responde: «Mi Magda no».
Marilyn había encarnado a Magda. Arthur intenta aplaudir y no puede, niega el talento que acaba de aplastarlo, por eso ataja las lagrimas pasándose los dedos por los ojos. Huye.
Arthur no espera nada, quizás si, que lo decepcione, que sólo sea suerte, sólo una cara bonita con mucha suerte, eso es lo que espera de Marilyn, mientras ella le habla de Chejov, lo compara con su obra y descubre la esencia de Magda, la desnuda, la arropa y le pone corazón. Él se tira para atrás, abre la boca y sostiene su cabeza y las lágrimas.
—¿Debería llamarte Marilyn, no?
— Puedes llamarme Norma, es mi verdadero nombre.
Durante tres horas el director Andrew Dominik moja nuestros pies con oleadas de Marilyn y de Norma Jean, nunca nos muestra el cadáver de una estrella de Hollywood sino la vida de una mujer que pudo más de lo que todos creímos. Ana de Armas esculpe deliciosamente cada mueca, llanto, sonrisa y disfrute de la artista que todos en el mundo conocen aunque no hayan visto ni una de sus películas.
Netflix se animó a un film que muestra el disfrute sexual de una mujer y acusa de violencia sexual a uno de los hombres más poderosos del mundo.
Quizás sea la primera vez que Norma Jean puedo ser la que siempre quiso, porque aunque ya no esté todos sabemos quién fue Marilyn. No teníamos idea sobre Norma Jean.