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Mulholland Drive

Mulholland Drive

Un viaje a los sueños… o pesadillas.

“El miedo de no se puede describir, hay que vivirlo” dice una mujer en el documental Invierno en Bagdad de Javier Corcuera. Ella intentaba relatar el horror de la guerra. David Lynch como esta mujer ya sabía eso. En Argentina su película Mulholland Drive se llamó “El camino de los sueños”. ¿Qué es real? ¿Lo soñado es real? De un sueño podés despertar  llorando, asustado, excitado o alegre. Eso que no pasó queda en el impregnado en el cuerpo, atrapado. El sueño, ¿sólo es un sueño?

Dan vuelve Winkies, ya estuvo ahí dos veces, en un sueño, lo conoce, lo reconoce. Cita a un amigo y le cuenta, empieza a hablar con una mueca que parece una sonrisa, son los nervios.  Habla de un susto, de una cara horrible, un sueño del que no dice nada, pero su cara sí. Primer plano, cejas gruesas, transpiración y silencio. “Vine a deshacerme de este sentimiento horrible” dijo Dan. La música sostiene el espanto cuando ya no hay más diálogo. A Dan el miedo no lo deja hablar, no lo deja caminar, su cuerpo le pertenece al pánico. David Lynch logra con la cámara, el sonido y la maravillosa actuación de Patrick Fischler, vivir el miedo.

El sueño deja de ser un sueño si pasó por el cuerpo. Lynch lo hizo, no sólo con su personaje sino con cada espectador que se movió un poco de la silla, que se alteró o elevó su ansiedad hasta toparse con el fin de la escena. Una cara sucia de un vagabundo que diluye cinco minutos de suspenso sostenido, un final sin gusto, sin un “ay, la puta madre”. ¿Tanto para esto? Fue mi pregunta.

Dicen que es la película del siglo, los espectadores se pelean por quién es el que mejor la interpreta. Mulholland Drive ya es dueña de mitos y leyendas, lo cierto es que si sos fan de David Lynch esta película entrará en tus favoritas, sino te gusta este tipo de cine le vas a dar una oportunidad, cada cinco minutos se la vas a renovar, hasta el final, porque como esta escena, toda la película te seduce, te desarma, te envuelve y te excita, aunque al final te preguntes ¿tanto para esto? Cualquiera que sea tu reacción te va a dejar un agujero en el pecho, porque vas a verla como si lo hubieras vivido.

Samanta Matzke

Samanta Matzke

Samanta Matzke es periodista y escritora, especializada en comunicación para organizaciones públicas, historias de periferia, cultura y política.
Nació en Buenos Aires en 1985, se crió en Ezeiza cuando el tercer cordón del conurbano bonaerense todavía era rural.

Fundó, junto a sus compañeros de secundaria, y llevó adelante la radio de la escuela: "FM La Técnica", ese día a sus 16 años decidió ser periodista. Estudió licenciatura en Periodismo en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).

Trabaja, desde el 2014, en el área de prensa y comunicación del Instituto Nacional de Juventudes (INJUVE) por lo que se especializó en Comunicación 360 para organizaciones públicas en la Universidad Nacional Guillermo Brown (UNaB). Es estudiante avanzada de la maestría en Periodismo Narrativo de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

Es autora de "El lugar de las palabras escritas", libro de relatos cortos.

Trabaja como columnista de historias de periferia en "Y se nos vino la noche", magazine nocturno en Fm Radio Cristal.

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